Héroe
La veneración y el respeto a los héroes se cuentan entre las tradiciones
más antiguas de la humanidad. Los primeros ejemplares del homo sapiens
temían y respetaban a los más fuertes y a los más ancianos, que
en aquella época podían llegar a los treinta años. Los pueblos
prehistóricos indoeuropeos llamaban seros a aquellos que les daban
protección.
Mil años después, surgió entre los aedos griegos –los
cantores de hazañas épicas, como tal vez fuera Homero– la figura
mítica del héroe, un personaje generalmente emparentado con los dioses,
como Aquiles o Eneas, al que llamaron heros. La palabra fue adoptada en
latín por Virgilio como heros, con la denotación de
'semidiós, hijo de un mortal con una diosa', pero Cicerón aplicó el
vocablo a los 'hombres célebres' de su tiempo.
El español heredó la palabra latina, que aparece por primera vez en nuestra
lengua en el Vocabulario de Alonso de Palencia, como heroes, definidos
como 'fuertes varones o heroas'. Durante mucho tiempo, la tilde recayó en la o,
heróe, incluso en la primera edición del diccionario de la Academia,
pero la acentuación actual fue seguida por Góngora y Lope de Vega. Este
último fue el primero que habló en castellano de heroína,
una palabra que ya había sido empleada en latín por Ovidio, aunque
referida apenas a la mujer o la hija de un héroe. La primera heroína de la
historia, por sus propios méritos, tal vez haya sido Juana de Arco, aunque los
ingleses no lo crean así (V. heroína).
Hoy en día las cosas han cambiado. Los héroes del siglo XXI son
más bien los jugadores de fútbol –seguidos por miles de personas
en las canchas de fútbol y por millones en la televisión–, los
actores y actrices de cine, y algunos líderes políticos. O los
superhéroes, personajes de ficción de poderes sobrenaturales, divulgados
por las tiras cómicas y la televisión.
Nenhum comentário:
Postar um comentário