exquisito
Proviene del latín ex-squisitus 'buscado minuciosamente', participio
pasado de ex-quirere 'buscar cuidadosamente', formado por el prefijo
latino ex- y el verbo quaerere 'buscar'. A lo largo de los siglos, el
significado fue cambiando y hoy se aplica en nuestra lengua a aquello
'que es de una calidad, un refinamiento y un gusto extraordinarios'.
Pero no se trata de un capricho de los hispanohablantes: ya en la Roma
clásica tuvo, además de 'buscado diligentemente', la denotación de
'distinguido, delicado, delicioso'. Plinio el Viejo llegó a utilizar el
sintagma exquisitae epulae para significar 'banquete de deliciosos
manjares', por evolución del rasgo semántico de esmero y minuciosidad. Cervantes es uno de los primeros que atestigua esta palabra en español.
En el portugués de hoy, en cambio esquisito es 'anormal, diferente,
excéntrico, raro, inexplicable' y, en Brasil, también 'feo,
desagradable'.
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